No alineas tu vida, menos el texto

Ayer me encontré con que el dulce sabor de un par de palabras rompían mis sentidos por doquier pero después me dí cuenta de me había golpeado la cabeza, y sólo era un simple sueño. Hoy deambulando por las calles de ésta desoladora ciudad descubrí que cuando uno no ve lo que quiere ver va volando entre penumbras. Cuando la soledad agobía el alma, es duro combatirla, más cuando tu arma mortal ya no está. Quizás el tiempo de pensar ya pasó, el tiempo de esperar también pero siempre hay un segundo momento donde podemos reaccionar y porque no razonar. Nada más simple que una palabra dicha en crudo, una operación a corazón abierto.
Nada mejor que comer frito y aumentar la masa muscular a base de grasas y pasas, de harinas y trigo, a paja y agua vive un caballo troyano. Sin la necesidad de ocultarse entre las llamas del miedo, me devuelvo al sin fin de la vida en agonía, mil noches esperan, mil días lastiman. A veces no le encontramos el sentido a las cosas, pero no hay que resginarse como si todo valiera un pito, como si todo fuera el silbido del viento y nada más, hay que ponerle ganas, la cara a la cachetada, el brazo al que se cae, el culo a la pi..a la picardía de ser argentino.
No sé que carajo tiene contra mi la fuente arial unicode pues yo no le he hecho nada y ella sigue insistiendo que tanto va al cantaro a la fuente que la tinta mancha su camisa, porque no tenemos una letra prederminada que se llame irónic, porque no nos dejan desarrollar nuestros propios códigos internos, así hacer una sociedad más justa y equitativa para los letreros, porque escribir no es saber deletrear, no es tener ortografía, escribir es saber darle orden a una serie de ideas alocadas, y eso se complica si no uso comics sanz.


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lírico irónico
Serenamente, sera dormido

Los días pasan poco a poco, los segundos se consumen en mi vida, son más veces las que extraño el pasado de las que miro el presente, son días que me olvido la realidad. Cientocicuenta mil veces dije una ironía, cientocuarentamil me sentí bien y una me puse orgulloso de que te enseñé el sentido de la palabra amor. El plato fuerte del día no es el que te pega en el medio del estómago, es el que viene acompañado de anabólicos. Observo la barra de mi posteo y sólo veo la corrección ortográfica, ¿para qué? no la necesito. Y esa es la moraleja de todo, siempre tenemos lo que no necesitamos, todavía no entiendo porque tengo tanta nariz, maldita sinusitis.

Volviendo a la tierra, doblando por Colón y entrando a Rivadavia, todavía me siento un extraño en el medio del desierto buscando agua. Agua que no quita mi sed. Sed que no aumenta mis ganas. Ganas que se van a perdiendo con el tiempo. Tiempo que no cura las héridas. Héridas que no sanan con los segundos de mi vida. Vida que se destruye sino no encuentro lo que quiero. Quiero lo que no quiero, que quería que quisieramos en el olvido de lo que todo se ha destruído.

A veces voy tan rápido que olvido la ironía, una rutina que me lastima si no estás vos. Si no te tengo el color de las calles ya no es gris, la primavera ya no es rosa, el otoño ya no es olvido, y la ironía, es mi otoño pendiente. Y bajo la sombra de este humilde paragüa, describo mi soledad sin otro partícular más que encontrar el maldito barrilete, que con el viento me lleve, que me lleve con el viento, a lo más lejano de cielo. Cerca de ese ángel que me va a cuidar, cuidar me va, el tiempo quema, decime la clave del matafuego.

Este es el aguante