Tuve un sueño, soñé con vos

     Tuve una charla con un señor de otro mundo que me recomendó que no decaíga si la bella princesa no quiere un beso de mi boca, el me ayudo a romper el hechizo y el dulce sabor de la magia todavía rueda en mis oídos.  La dulce princesa dijo que ella era lo que era y que ninguna magia la iba hacer cambiar de opinión, yo sólo quise pedirle un beso, no quería nada más. Excusas y más excusas nacían de esos labios inoportunos, yo solo quería un beso. Las palabras se hundían y siempre terminaban en el mismo callejón, en la misma esquina, en el fondo del mar. Una sonata de verdades rodaban por mi cabeza, pero hacían eco al saber que la princesa era feliz pero su cuerpo parecía triste, su alma era la espuma de la cerveza pero su corazón no se podía beber. Aún no entiendo porque aquella misteriosa dama jamás me dejó besarla, quizás porque nunca logré decifrar el laberinto de trampas que puso delante de mis ojos.
     Pero hoy me siento bien, me siento yo mismo, tengo ganas de ser más que yo mismo, tengo ganas de que la princesa me deje besarla, y que el misterioso mago me revele el secreto de esa extraña bebida mágica que me convidó aquella noche. Una noche oscura como todas, pero calorusa como pocas, una noche negra como todas, pero con estrellas como pocas, una noche con el sueño de siempre pero sin el beso de la realeza. 
     Y hoy ya no hablo con el mago, tengo 4 duendes en el patio de casa que me deliran el futuro en pedazos y la bienvenida al árbol de la magia. Pero mi sueño sigue siendo el mismo que la princesa me deje darle el beso, no quiero vivir el momento, no quiero sentir el segundo, quiero sentirme ahí adentro. Pero si ella no quiere, yo no la voy a obligar, solo le pido un beso, no la eternidad, aunque yo la quiera toda la vida, con un segundo que me dé es demasiado para mi.
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lírico irónico

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Este es el aguante