Miedo a consumirse sin encontrar la nada.

En un momento el universo se hace infinito y puedo ver las estrellas, la luna y tal vez tus ojos brillar en el medio de la noche de soledad. Pero aunque esa calle repleta de hojas de otoño esté pavimentada no me animo a cruzarla porque quizás del otro lado no haga tanto frío como de este. Ese otro lugar donde la historia no quema, ni el futuro dá esperanzas, ni el presente molesta tanto que no te deja dormir en paz. Un presente que te hace pensar tanto en el futuro que no te deja ver el sol, un sol tapado de nubes que no me deja avanzar en un avance que no sé si quiere realizar. Y a pesar de la rima esto no es poesía, porque la poesía es extrema, es linda o es fea, es feliz o es triste, es blanco o es negro, no tiene punto medio. Punto medio que ni siquiera me atrevo a decir que lo quiero encontrar.
Y es el miedo el que te clava puñaladas en la espalda, es él el que no te deja ver las cosas como son o pensandolo bien soy yo el que no quiero ver, y cada día estoy más ciego. Tan ciego que hasta amigarme con la almohada me cuesta, es tanta la presión que a veces nos ponemos a nosotros mismos que ni siquiera sabemos donde carajo estamos plantados. Y es ahí cuando empezamos la semana que viene arranco, la que viene, la otra y la otra hasta que esa suma igualitaria de mentiras se transforma en una verdad: nosotros mismo.
Lo difícil no es llegar al final sino encontrar el principio, lo difícil no es coser sino enhebrar la aguja (mi doble sentido a veces me juega en contra). Lo malo no es la soledad sino acostumbrarse a ella, lo lindo de la nada misma en si la nada porque sino tenemos o estamos en una NADA absoluta cuando no estemos en ella no la extrañaremos, ni la querremos, ni la amaremos porque simplemente era nada. ¿Qué hay? Nada de nada. Irónicamente, y más que irónicamente sarcásticamente extraño tanto encontrarme con la nada en el centro del alma y delirar horas y horas, en un boliche, en una plaza, en un chat o en donde mierda sea. Esa nada que cuando apoyas la cabeza en la almohadirijilla te dice que bien la pase hoy. Aunque al otro día sabés que vuelve la misma rutina, la misma cara de nada y el mismo sin sentido. Pero al menos vivo sin sentido y lleno de nada antes que creer que mi vida tiene sentido y que tengo todo (aunque lo tenga), porque cuando nos despertamos nos damos cuenta que los sueños, sueños son y que la vida, ¡MIERDA ES!. Y ese miedo a consurmirse sin encontrar la nada misma.......(antes era tan fácil).

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lírico irónico
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Este es el aguante