Vivimos tan adheridos a lo superficial que no alcanzamos a ver la corteza de las personas y ni hablar del manto y el núcleo ahí ya sería imposible encontrar respuesta. Lo difícil es cuando encontras la respuesta en el núcleo y a fin de cuentas caes de que eso apenas era la superficie y así sigue esta bola de ovillo, cual gira la tierra hasta convertirse en un nido tumultuoso lleno de ratas. Y todos sabemos que cuando el barco se hunde, cuando la casa se cae y cuando se abren las alcantarillas con telarañas de tu corazón, las ratas, son las primeras en correr. A veces es un placer tener tanto tiempo delineado hacia un estado vegetativo sin pausa, y otras veces es un agobiante y rutinario día por el cual no vas a ganar muchos más que una rata, y si somos lo que somos pero tampoco nos dejan ser.
Quizás piensan que porque son de una cierta cultura o creen serlo son distintos a los demás pero en realidad son todos iguales, se visten igual, hablan igual, adoran al mismo "Dios" y caen en bajezas que ellos mismo defenestran. Uno debe aceptar lo que hace como lo que es y no debe negarlo, porque si eso le hace bien y lo divierte no quiere decir que comparta la ideología, solamente es una forma de borrar algo de tu mente con algo no rutinario de tu vida. Y quizás el vicio se vuelve realidad y la realidad te transforma, te cambia, te vuelve alguien que si no hubieras dado ese paso a la perdición no serías pero es tarde, no sirven los lamentos, solo levantar la cabeza y mirar al frente, ser feliz o tal vez no serlo pero seguir poniéndole tu careta al mundo.
Cada día estoy más cerca de pensar que la libertad es lo que uno piensa que lo deja volar y llegar a lugares inimaginables para cualquier persona, pero esa misma libertad está marcada por otra persona, entonces nuestra libertad termina donde empieza la del otro. En tanto la decisión de ser fiel a la soledad seguirá en pie por tanto sigan defraudando las claves del futuro. Pero la culpa, la bendita culpa, siempre será tuya por confiar en las personas que al fin y al cabo te terminan dando la espalda cuando más las necesitas, pero eso siempre fue, es y será igual. Al fin de cuentas andamos mendigando amor pero laucheamos sentimientos.