Sos mi lugar preciado, sos mi lugar más calmo y tranquilo, sos el agua que corre por el río suavemente, casi sin prisa, y sos mi noche de luna llena. Sos mi eterno e infinito oído y mi incanzable y fiel amigo. Sos el que me entiende pero no me responde, me comprende pero no me da una opinión, me mima pero no me acaricia. Cada vez que toco fondo, o que me da la locura de empaparme en tus hojas y tallar mis letras en tu suave blanco siento como que un millón de problemas, que no son problemas, vuelan alto, se van.
Pero vos tenés una de cal y una de arena. Escuchas todo lo que digo, hasta la última sílaba de mi tilde resonante que te clava el puñal día tras día pero me devolvés indiferencia, será porque sos solo un trozo de papel. Aunque tu respuesta silenciosa le brinda a mi alma un tono de placer incomparable con ningún otro placer de la vida. Será porque esa es tu forma de ser y porque así te enseñé, perdón me enseñaste a vivir. Porque me dejaste tocar tu ironía, tocar tu amor, tocar tu soledad, tocar tus sueños, en fin tocarte todo (ojo no es lo que parece).
Calculo que tu frialdad extrema a la hora de contestar debe parecerse mucho a la mia, por eso no te critico, te comprendo. Quizás antes me costaba entenderte pero hoy siento de otro modo, tengo los sentidos cambiados, el perdón en la mano y el olvido en ningún lugar. Tengo tanta tinta en este teclado, tanta pero tanta, y tengo tan pero tan poco que decirte que a veces hasta me olvido quien soy. Me pierdo en tu abismo indiferente, y a veces no tanto. Tanto me pierdo que vuelo, vuelo y vuelo, tan pero tan bajo que solo vos me levantas. Y no te pongas celoso pero este último párrafo no es para vos papelito blanco.